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El desafío de conservar los petroglifos del Noroeste mendocino

Un nuevo aporte para el Parque Arqueológico Municipal Tunduqueral: investigadores del CONICET y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo instalaron cartelería de contenido y diseño propio en el principal sitio con arte rupestre del Norte de Mendoza.

imagen El desafío de conservar los petroglifos del Noroeste mendocino

Victor Durán junto al equipo del Laboratorio de Paleoecología Humana durante la colocación de uno de los carteles

El Cerro Tunduqueral se ubica 7 km al norte de la villa cabecera de Uspallata, aproximadamente a 2000 metros sobre el nivel del mar, a la vera de la ruta 52 que une la ciudad de Mendoza con Uspallata y próximo al extremo sur del denominado Camino del Inca, sistema vial andino declarado Patrimonio de la Humanidad en 2013 que conducía a la capital Cusco, alcanzando hacia el sur el Norte de la actual provincia de Mendoza. Este cerro, que debe su nombre a la abundancia de roedores cavadores conocidos como tunduques o tucutucos, reúne el conjunto más relevante de petroglifos de las culturas agroalfareras reportadas para la región en tiempos prehispánicos.

Los petroglifos son dibujos que se realizan sobre una roca mediante percusión, rayado o abrasión. Se trata de figuras antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas o de objetos que se combinan con signos geométricos o representaciones de situaciones cotidianas. Juan Schobinger, pionero en el estudio del arte rupestre del Tunduqueral, atribuyó a los grabados carácter ritual y sagrado y estimó que procedían de los siglos V a XI d C., aunque actualmente se estima que no todos los petroglifos del erro pertenecerían al mismo periodo cronológico.

En el Cerro Tunduqueral se relevaron más de 400 grabados realizados en 22 soportes rocosos. Se trata de un valioso patrimonio cultural protegido por normativa nacional, provincial y municipal. De hecho, fue declarado Patrimonio Cultural Provincial y Zona de Preservación y Conservación Patrimonial por la Municipalidad de Las Heras. A pesar de ello, la acción humana y los agentes naturales atentan contra la conservación de estos grabados.

Con el propósito de mitigar el deterioro de los grabados, años atrás un grupo de investigadores del Laboratorio de Paleoecología Humana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCuyo aportaron a la Municipalidad de Las Heras un Plan de Manejo Arqueológico para el Cerro, que incluyó, entre otros aspectos: relevamientos planialtimétricos, datos históricos, zonificación y diseño de senderos interpretativos para los visitantes.

Recientemente, el mismo grupo de investigación liderado por Víctor Durán, investigador independiente del CONICET en el mismo Laboratorio, donó a la Municipalidad de Las Heras el contenido académico, el diseño gráfico y la impresión de la nueva cartelería del Parque, que ya fue instalada por los mismos investigadores en senderos y refugio del guía. Se entregaron también versiones de la panelería en soporte digital, que además de detalles de la ubicación del Cerro y distribución de los senderos, recoge aspectos geológicos, terminológicos, históricos, arqueológicos, de conservación, de interpretación, metodológicos, legales y patrimoniales vinculados al sitio de arte rupestre.

Este se trata de un aporte concreto que procura contribuir efectivamente a la conservación del valioso patrimonio rupestre del Tunduqueral. Es necesario minimizar el impacto antrópico sobre los grabados para lo que los investigadores recomiendan evitar el paso de los visitantes encima y entre las rocas del cerro, así como preservar la flora que contribuye a consolidar el suelo y mantener las rocas en su lugar.

Hay que recordar que los petroglifos no pueden ser objeto de restauración y que están grabados sobre el recubrimiento oscuro de rocas expuestas a agentes naturales de erosión como la desagregación mecánica derivada de fisuras de dilatación y contracción provocadas por los cambios bruscos de temperatura propios de entornos áridos.

Como reza uno de los paneles: “…Este patrimonio constituye un bien común para todas las sociedades humanas, las actuales y las que nos sucederán, por eso es necesario recordar que depende de nuestras acciones que podamos conocerlas y disfrutarlas hoy y que también puedan hacerlo las siguientes generaciones”.

Fuente: CONICET, Nota de Diana Aloia, profesional adjunta del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo (FCEN-UNCuyo) y museóloga del Instituto de Formación Superior de La Plata.

Participaron del proyecto:
Víctor Durán, Investigador independiente.
Alejandra Gasco, Becaria postdoctoral.
José Cuervo, Diseñador gráfico, FCEN-UNCuyo.
María Sol Zárate Bernardi, tesista de grado.

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