Como cada año desde 1901 se entregaron los Premio Nobel, la Real Academia de las Ciencias dio a conocer las distinciones para las categorías Medicina, la Física, la Química, la Literatura, la Economía y la Paz. Compartimos aquí los premios asociados a algunas de las disciplinas que se desarrollan en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo. Docentes e investigadores de la Facultad echan luz sobre los aportes que tienen estos galardones para las ciencias y la humanidad.
Física: James Peebles, Michel Mayor y Didier Queloz
El científico estadounidense James Peebles y los suizos Michel Mayor y Didier Queloz fueron galardonados con el Nobel de Física 2019 por su contribución al entendimiento de la evolución del Universo y el lugar de la Tierra en el cosmos, según informó la Real Academia de las Ciencias de Suecia.
El Dr. Andrés Aceña, docente de la carrera de Física la Facultad, destacó la trayectoria y las contribuciones de uno de los tres premiados: “El Premio Nobel de Física de este año ha sido para tres personas. Una de ellas, James Peebles, ha merecido la mitad del premio por sus contribuciones en Cosmología. A partir de la década del 60 se dedicó a estudiar las consecuencias de los modelos cosmológicos brindados por la Relatividad General en conjunción con la presencia de materia en el universo”.
“Así –continuó– ha propuesto el modelo de materia oscura que prevalece, y rescató del olvido la constante cosmológica, también conocida como energía oscura, como formas de explicar la materia que sabemos que hay en el universo pero que no podemos detectar. El sustento experimental para sus predicciones lo encontró en el Fondo de Radiación de Microondas, la “sopa de fotones” que hay en el universo con una temperatura cercana al cero absoluto. Prediciendo las minúsculas fluctuaciones en el Fondo de Radiación, y comparando con las mediciones, Peebles le ha dado forma al entendimiento actual de la historia del cosmos”.
Medicina: William G. Kaelin, Gregg L. Semenza y Peter J. Ratcliffe
Este año el Nobel de Medicina fue para los científicos estadounidenses William G. Kaelin y Gregg L. Semenza, así como para el británico Peter J. Ratcliffe, por sus estudios sobre medicina molecular, según comunicó el lunes el Instituto Karolinska de Estocolmo. Los tres científicos han logrado con sus estudios "identificar la maquinaria molecular que regula la actividad de los genes en respuesta a los niveles cambiantes de oxígeno". Al respecto, Miguel Sosa Escudero, docente de FCEN, explicó qué valor tiene para la ciencia en general y la medicina en particular el Premio Nobel de Medicina otorgado a Kaelin, Semenza y Ratcliffe: “Los animales necesitan oxígeno para aprovechar la energía de los alimentos y poder realizar sus funciones. El modo en que las células se adaptan a los cambios en los niveles de oxígeno ha sido desconocido por mucho tiempo. Los Dres. William G. Kaelin Jr., Sir Peter J. Ratcliffe y Gregg L. Semenza identificaron la maquinaria molecular que permite a las células detectar y adaptarse a la disponibilidad cambiante de oxígeno. De este modo, en sus grupos de trabajo corroboraron que existen factores (de naturaleza proteica) inducibles por los bajos niveles de oxígeno y que controlan la expresión de una gran variedad de genes que en su conjunto generan la respuesta adaptativa”.
Y destacó: “A su vez, esa respuesta adaptativa puede ser fisiológica pero en otros casos es patológica como en el cáncer y otras enfermedades. Por todo ello, estos grandes descubrimientos tienen un altísimo valor para la ciencia en general y la medicina en particular ya que han allanado el camino para nuevas estrategias prometedoras para combatir la anemia, el cáncer y muchas otras enfermedades".
Química: John Goodenough, Stanley Whittingham y Akira Yoshino
El Nobel de Química se otorgó a John Goodenough, Stanley Whittingham y Akira Yoshino. Los científicos, de nacionalidad estadounidense, británica y japonesa respectivamente, fueron reconocidos por su trabajo en el desarrollo de las baterías de litio, usadas en los celulares y millones de otros dispositivos. En relación con los galardones entregados Daniel Rosales, docente e investigador del equipo del Laboratorio de Litio de la Facultad, comentó que “este año el Premio Nobel en Química ha sido otorgado a 3 investigadores que sentaron las bases para la creación de las baterías ion litio, fundamentales en el desarrollo de la tecnología inalámbrica moderna”.
Y explicó que “en 1970, Stanley Whittingham fabricó la primera batería de litio formada por un cátodo de disulfuro de titanio, que permite intercalar iones litio en su estructura, y un ánodo de litio metálico. Si bien su comportamiento electroquímico fue muy bueno, la presencia de litio metálico hacía que estas baterías fueran muy explosivas. Ya en 1980, John Goodenough, realizó importantes avances para potenciar las baterías de litio, reemplazando el cátodo de disulfuro de titanio por uno de óxido de cobalto, aumentando su potencia y mejorando su seguridad. Finalmente en 1985, Akira Yoshino desarrolló la primera batería de ion-litio comercialmente viable, reemplazando el ánodo de litio metálico por uno de carbono que también permitía la intercalación de iones litio en su estructura. En 1991 comenzaron a comercializarse las primeras baterías ion litio marcando el camino hacia una sociedad libre de combustibles fósiles”.
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