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A 9 años de su creación, la FCEN y un aniversario muy especial

31 de marzo de 2023, 08:34.

imagen A 9 años de su creación, la FCEN y un aniversario muy especial

Hoy se cumplen 9 años desde que la Asamblea Universitaria, el 31 de marzo de 2014, aprobara por unanimidad la transformación del ex Instituto de Ciencias Básicas (ICB) en la actual Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo. 

La Decana de FCEN, Dra, Julieta Aranibar, comparte unas palabras dirigidas a la comunidad:

Hoy celebramos 9 años de nuestra Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. El 31 de marzo de 2014, en una emocionante jornada, la Asamblea Universitaria, conformada por decanos y decanas, consejeros y consejeras superiores y directivos de todas las Unidades Académicas, además del Rector y Vicerrector, por unanimidad decidieron transformar al entonces Instituto de Ciencias Básicas en Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Recuerdo la presentación del Dr. Tovar, en ese momento máxima autoridad del ICB, en la que explicaba la importancia de las Ciencias Básicas para el desarrollo científico tecnológico del país. También las expresiones de apoyo incondicional, y la votación, unánime, aprobando la propuesta.

Ese apoyo significa el reconocimiento a las Ciencias Exactas y Naturales como motores del desarrollo tecnológico, productivo y social de un país. Una valoración de estas ciencias, de la construcción de conocimiento científico, que permiten generar aplicaciones que impactan directamente en la salud ambiental, y de las personas que habitamos este planeta. Para nuestros y nuestras estudiantes, ya no cursaban en un “Instituto” sino en “Exactas”. Y empezó a posicionarse la FCEN con este “nuevo” nombre en las escuelas secundarias y en la comunidad universitaria.

Este reconocimiento de toda la comunidad universitaria también generó un compromiso, el de responder a esas expectativas, el de funcionar como “motores del desarrollo” y “responder a las necesidades de la sociedad”. En estos 9 años, como los de un niño o una niña que ya tiene su personalidad y algunos de sus intereses definidos, que a veces se revela y “no hace caso”, seguimos proyectando y planeando nuestro futuro. En este tiempo hemos actuado acorde a lo esperado de nosotros y nosotras, con disensos, algunas caídas, algunas heridas, que han ido sanando, para seguir adelante. En 2020, salimos a enfrentar una pandemia, buscando el maldito virus en aguas residuales, y adaptando nuestras líneas de investigación para prevenir contagios y luchar contra el enemigo común, el SARS-COV-2. Nos quedamos en casa adaptando estrategias de enseñanza aprendizaje y brindar el apoyo administrativo y académico necesarios para sobrevivir cada día y mantener la esperanza de volver a encontrarnos. Y volvimos a las aulas, a recuperar lo perdido y a seguir aprendiendo.

 Durante estos 9 años continuamos forjando nuestra identidad; tenemos ya algunos intereses definidos y muchos otros por explorar. Valoramos la heterogeneidad, no nos conformamos con lo que se nos propone, tenemos distintas opiniones sobre Microsoft y Linux, tecnologías libres o patentables, investigar enseñando o enseñar investigando, entre tantos desafíos que aparecen cotidianamente. Nos interesa todo; no podemos definir líneas prioritarias, ni conformarnos con los horarios de trabajo, con sus feriados, cortes de agua, vientos Zonda, y otros eventos que nos reducen el tiempo de clase y nuestras actividades de investigación o extensión. Nos encontramos definiendo quiénes somos, qué nos identifica, nos hace únicos. Y nos nutrimos de nuestros colegas y estudiantes, entendiendo que la diversidad puede ser nuestra fortaleza. De la Ecología aprendemos que las distintas interacciones, y diversidad de opiniones, intereses y maneras de hacer y enseñar ciencia aumentan la funcionalidad, la productividad, y por qué no, la motivación para continuar haciendo y enseñando ciencia. 

Nuestra integración con el ICB, Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas, instituto de doble dependencia, CONICET-UNCUyo, enriquece nuestras carreras de grado y posgrado, mediante la participación continua de docentes-investigadores, investigadores-docentes, en todas las actividades de la facultad. Charlas, debates, grupos de investigación, profesores invitados/as, que comparten sus saberes sobre biorremediación, extracción y reciclaje de metales con métodos amigables con el ambiente, el espacio, las estrellas, los metales más raros en concentraciones diminutas, el origen y evolución de la vida, desde estromatolitos a dinosaurios, y de los humanos, su efecto en el planeta, desde el cambio climático, a la producción de contaminantes persistentes, presentes en lugares remotos.

Seguimos golpeando puertas para potenciar la Facultad con una idea clara: la ciencia, las ciencias exactas y naturales, son divertidas, y contribuyen a mejorar la vida de las personas.

La búsqueda de recursos y de calidad educativa requiere de trámites interminables, formularios, sistemas, fichas engorrosas, para acreditar y reacreditar por CONEAU las Licenciaturas en Ciencias Básicas orientación en Biología y Química, para acreditar el doctorado en Ciencia y Tecnología, categorizado A en 2022, para conseguir el reconocimiento de la carrera de Geología, con el compromiso de ofrecerla en su totalidad en Malargüe. Con algunos de estos procesos se consiguieron cargos docentes, equipamiento para laboratorios, y una mejora en las carreras de grado acreditadas, que impactaron positivamente en el resto.

Esta búsqueda constante y cotidiana, alimentada por la pasión por lo que hacemos, resultó también en la reciente aprobación de un proyecto para fortalecer el clúster computacional Toko, solicitado por el anterior vicedecano, por lo que estamos felices. Sí, felices, porque venir a trabajar, y conseguir que se materialicen nuestras actividades docentes, de investigación y de extensión nos llena de alegría. En esta última dimensión también podemos enorgullercernos de las acciones en las que hemos crecido y pensamos seguir potenciando: Mendociencia, los  proyectos Sabato (exclusivos para las sedes), las acciones relativas a género y diversidad, memoria y derechos humanos.

Para que la ciencia llegue a toda la sociedad, en todos los rincones, es que trabajamos para fortalecer la formación de docentes en los profesorados, quienes al egresar se desempeñan en escuelas de la universidad y de la provincia, compartiendo con entusiasmo la ciencia con los y las más jóvenes. Futuros profesores y profesoras que trabajan en escuelas rurales realizando sus prácticas docentes. En la lucha por garantizar el derecho a la educación para personas de los lugares más remotos, se fortaleció el Ciclo de Ingreso, el que se dicta en todas las sedes, Gral. Alvear, Malargüe, San Martín, Valle de Uco, se adapta continuamente para llegar a estudiantes en situaciones diversas, se ofrece dos veces al año, siendo la base de un modelo de educación inclusiva y de calidad, que continúa con un ciclo básico también ofrecido en todas las sedes. Trabajamos en rincones de nuestra provincia, donde la educación universitaria es poco más que una ilusión. Mediante prácticas docentes, prácticas sociales educativas, proyectos de extensión y comunicación, llevamos experimentos, muestras y maletas científicas y charlas a Jocolí, La Majada, Arroyito, Bardas Blancas, Carmensa, La Consulta, y otras tantas ciudades y pueblos de Mendoza.

En cuanto a los desafíos y la incertidumbre, propios de nuestra historia como país, Universidad y Facultad, no se comparan con el entusiasmo de haber visto crecer a nuestra FCEN, en mi caso desde el 2008, cuando funcionábamos en una oficina de la Facultad de Ciencias Médicas, ni con la esperanza de construir nuestro soñado edificio en el campus, ni con la alegría de empezar a gestionar la mejora de Toko, ni con la ilusión de que una mayoría de mujeres en la conducción, gobierno y gestión de la FCEN, contribuyan a construir una Facultad más empática, inclusiva, amena, donde todos y todas nuestros estudiantes disfruten los años que comparten con nosotros, aprendiendo y entrenándose para hacer y enseñar ciencia.

 

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