Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Viaje al centro de la Cordillera

El sábado 21 de noviembre se realizó el 11° viaje de campo a la Alta Cordillera de los Andes organizado por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. En este tiempo, 385 estudiantes han vivido esta experiencia.

04 de diciembre de 2015, 12:52.

imagen Viaje al centro de la Cordillera

El grupo de estudiantes y docentes en la entrada del Parque Provincial Aconcagua.

El desafío es claro, enseñar ciencia desde la experiencia. Motivar a los jóvenes para que se conviertan en observadores críticos y creativos, que buscan respuestas y soluciones. En este caso, el “aula a cielo abierto” son las cumbres nevadas cerca del monte Aconcagua, la mayor altura del continente con sus 6.962 m.

“Ciencias de la Tierra” es una de las asignaturas de primer año de los alumnos que estudian profesorados o  licenciaturas con orientaciones en biología, física, química y geología. Después de analizar rocas, minerales y fósiles, se hace necesario salir de la ciudad para desarrollar una actividad educativa “extramuros”: un viaje que cruza toda la Cordillera de los Andes.  

El practico en la montaña fue el primer viaje de campo que nuestra facultad (en ese entonces Instituto de Ciencias Básicas, ICB) realizó en el año 2005, promoviendo desde sus inicios la formación integral de los estudiantes. Hasta la fecha, han participado alrededor de 385 alumnos a lo largo de 11 años, con un promedio de 35 alumnos por ciclo lectivo.

El generador de esta propuesta pedagógica es el Dr. Bernardo González Riga, Investigador de Conicet, Profesor Titular de esta asignatura y Director de la Carrera de Geología. Junto con su equipo de cátedra (Profesores Leonardo Ortiz David, Juan Pedro Coria, Leandro Rojo, Cecilia Benavente y ayudantes, Carla Flores y Laura Pinto) organizan el viaje para que cada parada sea un lugar para el asombro: rocas sedimentarias y volcánicas, fósiles, pliegues, glaciares y procesos que modelan el paisaje, aspectos que pasan desapercibidos para el viajero cobran vida para el estudiante de ciencias. El itinerario, luego de atravesar la Precordillera y la Cordillera Frontal, culmina en la Cordillera Principal, en la misma Laguna de los Horcones, a 3.100 m de altura, en el Parque provincial Aconcagua.

Como todas las asignaturas del Ciclo Básico, se desarrollan en la sede central (Mendoza) y las extensiones aúlicas de San Martín, Valle de Uco, Malargüe y Gral. Alvear, de manera que todos los estudiantes tienen esta experiencia. Este año, la Profesora Verónica González, del mismo equipo de Cátedra, organizó este año un viaje al sector de “Agua Escondida” para los estudiantes de Malargüe.

González Riga, como paleontólogo y andinista, sabe que la experiencia es una herramienta clave. Por eso refiere escuchar el testimonio de los estudiantes.

 

Testimonio de alumnos

El viaje fue una experiencia maravillosa que reafirmo y definió nuestros conocimientos teóricos. Unió la brecha entre lo teórico y lo experimental. Esa conexión única que nos desemboca en lo maravilloso de aprender. Nos hizo sentir la ciencia desde un paradigma constructivista, como expresa el experto en educación Pablo Freire: …“jamás acepte que la práctica educativa debería limitarse solo a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo.”… Gracias a los profesores por ser el puente hacia el aprendizaje y la incentivación de crear.    

Yesica Leal

-----

"En lo personal, el viaje me confirió otra forma de ver la naturaleza: no sólo mirar los diferentes colores o formas de las cosas, sino más bien observar, poder ir más allá de una simple imagen que llega a nuestros ojos y saber apreciar todos los procesos que están detrás de esa roca, montaña, valle o río. Los viajes de campo y ese tipo de experiencias son necesarias en todas las materias, ya que es otra forma de aprender diferente a la de leer un libro o ir a una clase teórica, todas ellas son igualmente necesarias y hacen a la formación integral del estudiante".

 Pilar Giobanetti

-----

"Como estudiante de primer año, creo sinceramente que este viaje fue muy útil e importante; cambió mi forma de pensar. Pude observar y tocar el entorno, y esto además de ampliar mis conocimientos, me ayudó a sacar mis propias conclusiones. Este conocimiento no me lo pueden dar los libros de texto ni mi imaginación. Por eso, creo que un científico debe “sentir y vivir” la ciencia. Este viaje, además de enriquecer y afianzar el saber, nos ayuda a impulsarnos como alumnos a seguir estudiando y avanzando para ser mejores científicos y docentes".

Selene Jofré

Contenido relacionado